El baloncesto fue inventado en 1891 por el profesor canadiense de educación física James Naismith, usando un balón de fútbol y dos canastas de durazno. Quería idear un deporte que sus alumnos pudieran practicar bajo techo, porque los duros inviernos de Nueva Inglaterra dificultaban la realización de ejercicio al aire libre.
Naismith encargó unas cajas de unos 45 cm2 para utilizar como blanco, pero el bedel del colegio sólo pudo conseguirle unas cestas de melocotones, que mandó colgar en las barandillas de la galería superior que rodeaba el gimnasio, a una determinada altura. El tablero surgió para evitar que los seguidores situados en la galería de la que colgaban las cestas, pudieran entorpecer la entrada del balón. La introducción del tablero, a comienzos del siglo XX, dio lugar a la jugada llamada rebote, que ha pasado a ser fundamental en el juego.
El deporte que se practica hoy apenas se parece al baloncesto original. Es un juego mucho más rápido con un alto ritmo que es caldo de cultivo para las lesiones. Se estima que más de 1.6 millones de lesiones están asociadas con el baloncesto cada año.
El tratamiento para un esguince de tobillo implica reposo, hielo, compresión y elevación. La necesidad de radiografías y evaluación médica posterior se determina caso por caso, dependiendo de la gravedad y la localización del dolor.
El dolor y la hinchazón del tobillo puede necesitar una evaluación adicional, así como las lesiones de tobillo en niños en edad de crecimiento, pues podría causar una lesión en las placas de crecimiento ubicadas alrededor del tobillo.
Los dedos se lesionan cuando el balón golpea el extremo del dedo y causa una hinchazón significativa de una o varias articulaciones. La aplicación de hielo y la sindactilia (unir con un vendaje el dedo lesionado al adyacente) pueden proporcionar alivio y permitir que el jugador continúe con su actividad. Si el dolor y la hinchazón persisten será necesaria una evaluación médica.
En ocasiones pueden ocurrir luxaciones de los dedos (dolor, deformidad e impotencia funcional) que requieren una valoración y tratamiento médico de forma inmediata.
El ritmo frenético del baloncesto con paradas bruscas y arrancadas fuertes pueden poner en peligro los ligamientos y meniscos de las rodillas.
La lesión del ligamento colateral medial es más frecuente después de un golpe exterior de la rodilla y a menudo se puede tratar con hielo, vendajes y una vuelta a la actividad gradual en los casos leves.
Una lesión en el ligamento cruzado anterior es una lesión más grave que puede ocurrir en un cambio de dirección brusco o al aterrizaje tras un salto. Si bien esta rotura de ligamentos suele necesitar de cirugía correctiva, actualmente las técnicas utilizadas permiten al jugador reincorporarse en la siguiente temporada.
Es una lesión muscular por mecanismo directo (contusión). Se las conoce en el ambiente deportivo como «bocadillo». El tratamiento incluye reposo, hielo, compresión y elevación. Hoy en día se comercializan fajas de protección con almohadillas para muslos que buscan prevenir este tipo de lesiones.
Dependiendo de la profundidad de la lesión, el corte puede requerir de puntos de aproximación o una sutura. El hielo puede ayudar a disminuir el dolor y la hinchazón. Es muy importante limpiar la herida y cubrirla (en especial si el deportista continúa compitiendo.
Las fracturas por estrés pueden ocurrir por un rápido aumento de la actividad, el nivel de entrenamiento o sobreentrenamiento. Las fracturas por estrés más comunes se dan el el pie y la parte inferior de la pierna (tibia). Una vez diagnosticadas se tratan con un período de inmovilización en el que se aconseja no soportar peso. Una vez curada la fractura, el jugador puede volver a la práctica del baloncesto si no hay dolor.
Las fracturas por estrés que no curan con descanso y restricción de actividad a veces requieren de tratamiento quirúrgico.