Las caídas pueden provocar lesiones en el brazo, como fracturas, esguinces o luxaciones. En estos casos, una inmovilización adecuada es clave para reducir el dolor, evitar complicaciones y facilitar la recuperación. A continuación, te explicamos cómo inmovilizar un brazo correctamente mientras se espera atención médica.
Antes de inmovilizar el brazo, es importante evaluar la gravedad de la lesión. Observa si hay deformidad, hinchazón, hematomas o dificultad para mover el brazo. Si hay una herida abierta o exposición ósea, no intentes mover el brazo y busca asistencia médica de inmediato.
La persona afectada debe mantener el brazo en la posición en la que lo tiene tras la caída, sin intentar enderezarlo. Cualquier movimiento brusco puede agravar la lesión.
Si la lesión no es grave y el brazo puede ser movilizado con cuidado, se puede improvisar un cabestrillo con una tela, bufanda o venda ancha. Para hacerlo:
Dobla el antebrazo formando un ángulo de 90 grados.
Coloca la tela debajo del brazo y átala en la parte posterior del cuello.
Ajusta la tensión para que el brazo quede apoyado sin ejercer demasiada presión.
Para mayor estabilidad, se puede colocar una venda o cinta alrededor del torso y el antebrazo, asegurando que el brazo quede pegado al cuerpo sin apretar demasiado.
Si hay inflamación, colocar una bolsa de hielo envuelta en un paño sobre la zona afectada ayudará a reducir la hinchazón y el dolor. No apliques el hielo directamente sobre la piel.
Una vez inmovilizado el brazo, es fundamental acudir a un centro médico lo antes posible para realizar estudios como radiografías y recibir el tratamiento adecuado.
La inmovilización inmediata de un brazo lesionado es una medida crucial para minimizar el daño y mejorar la recuperación. Aplicar estos pasos correctamente puede marcar la diferencia hasta recibir atención médica profesional.