Las fracturas de los dedos de la mano son lesiones frecuentes tanto en la población general como en deportistas y trabajadores manuales. Aunque pueden parecer menores en comparación con otras fracturas, si no se tratan adecuadamente pueden comprometer significativamente la función de la mano, generando rigidez, dolor crónico o deformidades permanentes.
Una fractura de dedo ocurre cuando uno de los 14 huesos que componen los dedos de la mano (falanges) se quiebra parcial o totalmente. Puede afectar cualquier dedo, pero son más comunes en el dedo anular y el meñique, debido a su ubicación más expuesta.
Traumatismos directos: como golpes, caídas o accidentes deportivos.
Aplastamientos: típicos en entornos laborales o domésticos.
Torsiones o hiperextensiones forzadas.
Golpes con objetos pesados o maquinaria.
Dolor agudo localizado en el dedo afectado.
Hinchazón y enrojecimiento.
Dificultad o incapacidad para mover el dedo.
Deformidad visible (en casos desplazados).
Hematomas o sangrado bajo la uña (si la fractura afecta la falange distal).
El diagnóstico se basa en la evaluación clínica y la confirmación radiológica. La radiografía es la herramienta principal para visualizar el tipo de fractura, su localización y el grado de desplazamiento. En casos complejos, puede requerirse una tomografía computada (TC).
No desplazadas: el hueso está roto pero en posición correcta.
Desplazadas: los fragmentos óseos están desalineados.
Conminutas: el hueso se rompe en varios fragmentos.
Intraarticulares: afectan la superficie de la articulación.
Abiertas: el hueso atraviesa la piel (mayor riesgo de infección).
El tratamiento depende del tipo y gravedad de la fractura:
Inmovilización con férulas o yesos.
Reposo funcional durante 3 a 6 semanas.
Analgésicos y antiinflamatorios.
Elevación del miembro para reducir el edema.
Reducción abierta y fijación interna con agujas, tornillos o miniplacas.
Se indica en fracturas desplazadas, inestables, conminutas o intraarticulares.
Posteriormente se requiere fisioterapia.
La rehabilitación es clave para evitar complicaciones como rigidez, pérdida de movilidad o adherencias. Incluye:
Ejercicios de rango de movimiento (a partir de la 3.ª o 4.ª semana, según el caso).
Terapia ocupacional para readaptación funcional.
Fortalecimiento progresivo.
Artrosis postraumática.
Pérdida de movilidad.
Dolor crónico.
Pseudoartrosis (falsa unión del hueso).
Infección en fracturas abiertas o postquirúrgicas.
Las fracturas de los dedos de la mano, aunque comunes, deben tratarse con seriedad. Un diagnóstico precoz y un tratamiento adecuado permiten una recuperación completa en la mayoría de los casos. Ante cualquier traumatismo en la mano que genere dolor, deformidad o pérdida de movilidad, se recomienda consultar de inmediato con un traumatólogo.