Caminar es un acto tan natural que muchas veces no somos conscientes de cómo lo hacemos. Sin embargo, una pisada incorrecta puede desencadenar molestias y lesiones musculoesqueléticas a corto o largo plazo. Como traumatólogo, es fundamental concientizar sobre la importancia de una buena pisada y cómo corregirla para prevenir dolencias en pies, rodillas, caderas y columna.
Una pisada inadecuada puede generar:
Dolor en el talón, arco o antepié.
Sobrecarga en rodillas y caderas.
Desalineación postural.
Tendinitis, fascitis plantar, espolones calcáneos.
Mayor riesgo de lesiones deportivas.
Pisada pronadora: el pie se inclina hacia adentro al apoyar. Es común en personas con pie plano.
Pisada supinadora: el pie se inclina hacia afuera. Suele verse en personas con arco muy alto.
Pisada neutra: el apoyo es equilibrado, desde el talón al antepié, sin excesiva inclinación.
Análisis de la marcha: realizado por traumatólogos, kinesiólogos o podólogos, permite observar la biomecánica del paso en tiempo real.
Estudio baropodométrico: mide la distribución de la presión en la planta del pie.
Revisión del calzado: el desgaste de la suela indica la zona de mayor apoyo.
Diseñadas a medida según el estudio de pisada.
Ayudan a distribuir el peso de forma más equilibrada.
Reducen dolores y mejoran la postura.
Usar zapatillas con buen soporte, especialmente si se realiza actividad física.
Evitar calzados planos o muy gastados.
Ejercicios para fortalecer el arco plantar, los músculos del tobillo y la pierna.
Ejemplos: caminar descalzo en césped, agarrar objetos con los dedos del pie, subir al metatarso y bajar lentamente.
Estiramientos del gemelo, sóleo y fascia plantar, especialmente si hay rigidez.
Recomendado hacerlo a diario o antes/tras caminar o correr.
Acompañamiento con kinesiología para modificar patrones incorrectos.
Trabajo sobre postura, ritmo de paso y alineación.
Menor peso corporal reduce el impacto en cada paso y facilita la corrección de la marcha.
Si tenés dolor frecuente al caminar.
Si sufrís esguinces recurrentes o desequilibrio.
Si practicás deportes y sentís molestias persistentes.
Si presentás deformidades visibles en el pie.
Conclusión
Una pisada correcta no solo mejora la comodidad al caminar, sino que también previene múltiples lesiones articulares y musculares. Detectar y corregir los errores en la marcha es una inversión en salud. Consultar con un especialista en traumatología o un equipo multidisciplinario es clave para lograrlo de forma efectiva y segura.