El dolor dorsal, localizado en la región media de la espalda, es una consulta frecuente aunque menos común que el dolor lumbar. Puede afectar de manera significativa la calidad de vida, especialmente en personas que mantienen posturas prolongadas, realizan trabajos sedentarios o están expuestas a sobrecargas físicas repetitivas.
El dolor dorsal se sitúa en la zona de la columna torácica, entre el cuello y la región lumbar. Esta área cumple una función clave en la estabilidad del tronco y la protección de órganos vitales como el corazón y los pulmones. Aunque es una región más rígida que la lumbar, también puede verse afectada por diversas patologías.
Desde la práctica traumatológica, las causas más habituales del dolor dorsal incluyen:
Contracturas musculares
Son la causa más frecuente. Se asocian a malas posturas, estrés, sedentarismo, uso prolongado de computadoras y falta de movilidad.
Alteraciones posturales
La hipercifosis dorsal (aumento de la curvatura) y la escoliosis generan sobrecarga muscular y dolor crónico.
Sobrecarga mecánica
Actividades repetitivas, levantamiento de peso incorrecto o movimientos bruscos.
Artrosis de la columna dorsal
Menos frecuente que en la región lumbar o cervical, pero posible en edades avanzadas.
Fracturas vertebrales
Especialmente en pacientes con osteoporosis o tras traumatismos, incluso de bajo impacto.
Dolor referido
Algunas patologías de órganos internos pueden manifestarse como dolor dorsal, por lo que es importante una correcta evaluación médica.
El dolor dorsal puede presentarse como:
Dolor localizado o sensación de presión
Rigidez en la espalda media
Dolor que aumenta con determinadas posturas
Molestias al respirar profundamente
Sensación de fatiga muscular constante
Es fundamental consultar con un especialista si el dolor dorsal se acompaña de:
Dolor intenso y persistente
Dolor nocturno que no cede con el reposo
Antecedente de traumatismo
Fiebre, pérdida de peso o malestar general
Dificultad respiratoria o dolor torácico asociado
El diagnóstico se basa en:
Historia clínica detallada
Examen físico y postural
Estudios por imágenes (radiografías, resonancia magnética), solo cuando están indicados
En muchos casos, el origen es muscular y no requiere estudios complejos.
El tratamiento dependerá de la causa del dolor e incluye:
Reposo relativo
Analgésicos y antiinflamatorios
Relajantes musculares
Kinesiología y fisioterapia
Ejercicios de movilidad y fortalecimiento
Corrección postural y ergonomía laboral
La cirugía es excepcional en el dolor dorsal y solo se indica en casos muy específicos.
Para prevenir el dolor dorsal se recomienda:
Mantener una postura correcta al sentarse y trabajar
Realizar pausas activas durante la jornada laboral
Fortalecer la musculatura dorsal y abdominal
Reducir el estrés
Practicar actividad física regular
El dolor dorsal suele tener un origen benigno y muscular, pero no debe subestimarse. Un diagnóstico adecuado permite descartar causas más serias y establecer un tratamiento eficaz. La prevención y la corrección postural son pilares fundamentales para evitar su recurrencia.