Las fajas lumbares son un tipo de ayudas ortésicas que sirven para soportar y contener la zona lumbar y la región sacra de la espalda. Su uso está recomendado en casos de dolor lumbar agudo o crónico como consecuencia de distintas patologías, lesiones o circunstancias. Los soportes lumbares ayudan a mejorar la funcionalidad y a reducir el dolor de la espalda, complementando el tratamiento médico y rehabilitador prescrito, pero nunca sustituyéndolo.
Su uso está indicado en casos de lumbago, lumbociática, artrosis lumbar, discopatía, osteoporosis, osteomalacia, postoperatorio de hernia discal, debilidad muscular, procesos degenerativos o de rehabilitación. En estos casos las fajas lumbares producen una realineación de la curvatura normal de la espalda mediante compresión abdominal y, a la vez, proporcionan una descarga e inmovilización, en mayor o menor grado en función del tipo de dispositivo ortésico utilizado (según su forma, materiales, etcétera).
También existen fajas lumbares especiales que no se usan para tratar el dolor sobrevenido, sino que se pueden utilizar de forma preventiva. Es el caso de las fajas lumbares laborales, que están pensadas para quienes por su profesión han de cargar y mover peso. Funcionan inmovilizando ligeramente un segmento de la columna, aportando sujeción lumbosacra en el momento del esfuerzo. También hay fajas lumbares para embarazadas, estos soportes especiales elevan el abdomen y ayudan a reducir la presión que ejerce el bebé sobre la zona pélvica, además de sostener la espalda y mejorar la postura de la gestante.
Aunque son de gran utilidad tienes que tener en cuenta dos cuestiones importantes a la hora de utilizar una faja lumbar. Lo primero, es que su uso debe ir acompañado de un programa de higiene postural y de fortalecimiento de la musculatura lumbar diseñado por un médico rehabilitador o por el especialista que te trate, pues la faja por sí sola no corrige las malas posturas que puedas adoptar o los problemas de debilidad muscular preexistentes. Y en segundo lugar hay que procurar no utilizar continuamente la faja lumbar, pues se podría dar el efecto contrario al que se busca ya que cuando el cuerpo se acostumbra a ella, los músculos pueden empezar a debilitarse.
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