Las fracturas faciales son lesiones que afectan los huesos del rostro, provocadas principalmente por traumatismos de alta energía, como accidentes de tránsito, caídas desde altura, agresiones o accidentes deportivos. Estas lesiones no solo comprometen la estética del rostro, sino también funciones vitales como la respiración, la visión, la masticación y el habla.
El rostro está formado por una compleja estructura ósea que protege órganos sensibles como los ojos, la nariz, los senos paranasales y la boca. Las fracturas más frecuentes son:
Fractura nasal:
Es la más común. Provoca dolor, inflamación y sangrado. Si no se trata correctamente, puede generar desviación del tabique y problemas respiratorios.
Fractura del hueso cigomático (pómulo):
Afecta la zona lateral de la cara. Puede causar hundimiento del pómulo, visión doble (diplopía) y dificultad para abrir la boca.
Fractura del maxilar superior (Le Fort):
Son fracturas más graves que involucran el tercio medio de la cara. Suelen requerir cirugía para restablecer la estabilidad ósea y la mordida.
Fractura mandibular:
Provoca dolor al masticar, dificultad para hablar y alteración en la alineación dental. Puede acompañarse de hematomas y asimetría facial.
Fracturas orbitarias:
Afectan los huesos que rodean el ojo. Pueden causar hundimiento del globo ocular, visión doble y pérdida de movilidad ocular.
Los signos que pueden indicar una fractura facial incluyen:
Dolor e inflamación facial.
Hematomas o deformidad visible.
Dificultad para abrir la boca o mover la mandíbula.
Sangrado por nariz, boca u oídos.
Pérdida de sensibilidad en mejillas o labios.
Visión borrosa o doble.
Asimetría del rostro.
El diagnóstico se realiza mediante:
Exploración clínica detallada, para evaluar la movilidad, la oclusión dental y la sensibilidad.
Radiografías y tomografía computarizada (TAC), que permiten determinar el tipo y la extensión de la fractura.
Evaluación oftalmológica y neurológica, si se sospechan daños en nervios o estructuras del ojo.
El tratamiento depende del tipo y gravedad de la fractura:
Fracturas leves o no desplazadas: pueden tratarse con reposo, analgésicos, antiinflamatorios y seguimiento médico.
Fracturas desplazadas o múltiples: requieren cirugía reconstructiva para realinear los huesos y fijarlos con placas o tornillos de titanio.
En casos complejos, se puede necesitar la participación de un equipo multidisciplinario, que incluya cirujanos maxilofaciales, traumatólogos, otorrinolaringólogos y oftalmólogos.
Durante la recuperación es fundamental:
Evitar golpes o presión sobre el rostro.
Mantener una dieta blanda.
No sonarse la nariz (en fracturas nasales u orbitarias).
Seguir los controles médicos y radiológicos.
Realizar fisioterapia si hay limitación del movimiento mandibular.
Las fracturas faciales deben ser tratadas con rapidez y precisión, ya que involucran tanto la función como la estética del rostro. Un diagnóstico temprano y un tratamiento adecuado permiten una recuperación completa, minimizando secuelas funcionales y estéticas.